inexplicable es la sensación que me invade cuando asomo la cabeza, en este caso en el mismo río en el que de niño lo hacía, para observar lo que allí reside en armonía con el fango y las mareas. Mi pasión por el paso del tiempo se remonta hasta entonces, siendo la huella que este deja en distintas materias algo que intento plasmar y hacer palpable y perdurable en imágenes. Lejos de que una fotografía me transporte a dicha sensación, es lo más cercano y accesible que tengo para volver a ella o intentar compartirla.
es el caso de este gorila de peluche, este carrito de niñx o esta silla de oficina que siendo “útiles” en algún momento pasado, ahora víctimas de la desfachatez humana, comparten espacio con corrocones y demás habitantes acuáticos.
la marea baja los descubre para nuestro deleite particular.
Y todo ello… nada más y nada menos que en